Tolba Phanem es una poetisa africana, activista por los derechos civiles de la mujer y autora de un cuento absolutamente maravilloso e inspirador titulado La canción de los Hombres. Te invito a que lo busques, a que lo disfrutes y, claro, a que lo compartas, que es una manera de que las cosas permanezcan siempre en nosotros. Aquí, por razones de espacio, tendremos que conformarnos con el principio: «Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está embarazada, se interna en la selva con otras mujeres y juntas rezan y meditan hasta que aparece la canción del niño». Es así como Phanem nos explica que esa canción es solo suya, del recién nacido. No existe otra igual. Propia, personal; intransferible. ¿Para qué le servirá? Para mucho. Porque si se pierde en la vida, si de repente se tuerce, si se traiciona a sí mismo y se aparta del camino, la tribu se reunirá y le cantará su canción para que vuelva a conectar con su esencia, con su pureza, con ese ser inocente, mágico y lleno de posibilidades que aún habita en él. No es poco, ¿verdad? Ya sé que habrá quien me diga «yo no tengo una canción encontrada en el bosque». Es verdad. Pero sí que, de alguna manera, estamos hechos de canciones o, como mínimo, ellas son los hilos que nos llevan a revivir momentos tan puros, inocentes y mágicos como lo somos nosotros. Esa canción que bailamos la primera vez con la persona amada. Aquella que nos hacía sentir invencibles y poderosos en nuestra adolescencia. Esa melodía que nos aprendimos con nuestra abuela y al entonarla nos llena de paz y gratitud. Esa… esa que ahora empieza a resonar en tu cabeza. Esa es.
Pero hay más. Porque, inspirándonos en la poetisa, podemos encontrar canciones nuevas, buscarlas e incluso inventarlas para guardárnosla, para tarareárnosla cuando más nos haga falta. Para renovar una relación y darle nuevas energías, un nuevo soplo… ¿acaso cantar no es eso? Sí, hacer nuestro propio inventario de canciones poderosas para cuando sintamos que necesitamos reorientarnos y volver a conectar con esa parte de nosotros en la que habita nuestra inocencia, nuestra magia, nuestras posibilidades. Esa parte está en nosotros y a ella se llega con canciones.