Uno de los procesos más reveladores que he hecho en mi vida fue sacarme la certificación en coaching ejecutivo. Fue en la Escuela Europea de Coaching. Tuve grandes maestros y, sin duda, tuve la fortuna de poder contar Lucy Núñez, mi tutora. Digo “poder contar” con toda mi intención. Y es que al principio me costaba desarrollarme en una de las competencias principales que debe adquirir todo coach: la escucha activa. Cuidado, con esto no quiero decir que no me entrega al proceso. ¡Qué va! Lo que me sucedía era que solo escuchaba palabras. Nada más. Entendía, pero no comprendía qué me estaba diciendo (o queriendo decir) la otra persona, dónde estaba el conflicto, cómo podía yo resultar de utilidad. Solo era capaz de escuchar palabras. Una tras otra, nada más. Después de una sesión en la que me sentí especialmente frustrado, Lucy me soltó:
—Intenta escuchar la historia que hay detrás de las palabras.
¡Era eso! El universo hizo clic. El mundo hizo clic. Yo, hice clic. Entendí que nosotros, los seres humanos, estamos hechos de la misma materia que las grandes ficciones. Historias. El pasado, el presente y el futuro nos los contamos en forma de historia. Quién hemos sido, quiénes somos y quién queremos ser en el presente… son historias. Depende de cómo nos contemos, nos llenamos de posibilidades y entusiasmo o de limitaciones y desasosiegos. Debemos ser conscientes de ese poder y entender que no es sencillo ser, a la vez, protagonista y narrador. Así, cómo nos contemos, contará o restará. Debemos ser cuidadosos, pulcros y conscientes con nuestras historias. De esta manera no le daremos la razón a Shakespeare cuando escribe, en el quinto acto de la quinta escena de Macbeth: «La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido».
A veces eso es, precisamente, lo que hacemos. Boicotearnos sin compasión. Contarnos sin sentido. Recordemos que sentido y destino tienen las mismas letras, solo que en distinto orden. Sentido y destino. Así, dándole un sentido a cómo nos contamos las historias que nos contamos, es posible que alcanzaremos todos los destinos que nos propongamos en nuestra vida. Sin ruido. Sin furia.